Secretos para unos pies felices durante el backpacking
Salir a los entornos naturales y apartados me genera una de las mejores experiencias que he vivido. A mí, en particular, me conecta con la naturaleza y me sincroniza con ella, recordándome que los humanos somos parte natural de ese entorno, a pesar de todas las construcciones estériles que hemos creado. Sin embargo, para disfrutar de un entorno apartado se hace imprescindible contar con unos pies felices, así que les comento algunas sugerencias sobre cómo mantenerlos así, a pesar de llevar varias decenas de kilómetros arriba.
Lo primero que debemos tener claro es que nuestros pies son el vehículo que utilizamos para trasladarnos en el monte. Si ellos están mal, toda la experiencia será desagradable. Entonces, es nuestra prioridad, por encima de casi todo, que nuestros pies estén cómodos, secos, limpios y contentos. Aquí les listo, y luego les detallo, algunas recomendaciones para lograr esta meta.
Nuestros pies necesitan estar secos y ésta es la mejor estrategia para evitar las ampollas. Por si no queda claro, las ampollas, el peor enemigo del que camina en el monte, surgen cuando la piel roza constantemente alguna otra superficie en un ambiente de calor y humedad. El clima de nuestro país es húmedo y tropical, lo que promueve que nuestros pies suden mucho mientras caminamos y, como consecuencia, se mantienen muy calientes. Para mantener nuestros pies secos debemos evitar los zapatos impermeables, pues el calor y el sudor quedan atrapados dentro de estos zapatos. Además, evitemos las medias de algodón, las cuales debemos sustituir por medias de lana o sintéticas. Otra estrategia es airearnos los pies con frecuencia. Un descanso de 3 a 5 minutos cada hora, para quitarnos los zapatos y las medias y dejar que nuestros pies se sequen al aire, es un excelente remedio para prevenir las ampollas.
Debemos darle descanso a nuestros pies y permitirles tomar aire lo suficiente. Andar en chancletas en el área de campamento ayuda a que nuestros pies se recuperen de las largas horas de caminata que han tenido durante el día y que puedan enfrentar el día siguiente con fuerzas renovadas. Un baño de agua fría al concluir la jornada ayuda a eliminar las sales acumuladas en la piel y a reducir la inflamación de los mismos. Ahora bien, durante la caminata en el sendero también debemos dejar descansar nuestros pies. No hay mejor oportunidad de descanso que la de sacarnos los tenis y las medias y meter los pies en un arroyo bien frío que nos encontramos en medio del camino. El descanso nos permite recuperar energías y volver a la caminata con un espíritu y fuerzas reestablecidas.
Las acciones anteriormente expuestas las podemos ejecutar en el terreno, cuando ya hemos salido a nuestra excursión, pero elegir el calzado adecuado es algo que debemos realizar antes de salir, pues es difícil hacer algún cambio una vez ha iniciado la travesía. Debemos utilizar un calzado amplio, grande, para que nuestro pie tenga espacio para moverse y para crecer libremente. La recomendación general es que el calzado debe ser un número completo más grande que el habitual que usamos. Es decir, si mi calzado es número 8, entonces, para el senderismo, me compro unos tenis número 9. La importancia de esto es que así se evita que los dedos del pie hagan contacto con las paredes internas del calzado, lo cual ocasiona que nos duelan los dedos y perdamos las uñas. Además, da espacio para que el pie crezca con la inflamación natural que sucederá al caminar. Si, el pie se va a inflamar, va a crecer y va a aumentar de talla. Acéptelo y disfrútelo. Puedes leer aquí sobre algunas recomendaciones de calzado para tus pies.
Al terminar de leer este texto espero que haya notado la importancia de desmontar algunos mitos comunes, como de que uno no debe quitarse los zapatos mientras camina, que hay que usar dos medias juntas, que los zapatos impermeables son para nuestro clima o que necesitamos botas de cuero, grandes y pesadas, para proteger nuestros pies. Definitivamente, nuestro mayor disfrute del campo viene cuando tomamos el control de nuestra propia experiencia y, para alcanzar esto, debemos someter a prueba todas las creencias que tenemos sobre el senderismo y el campismo. ¡Vamos a explorar! #NosotrosAcampamos.
Lo primero que debemos tener claro es que nuestros pies son el vehículo que utilizamos para trasladarnos en el monte. Si ellos están mal, toda la experiencia será desagradable. Entonces, es nuestra prioridad, por encima de casi todo, que nuestros pies estén cómodos, secos, limpios y contentos. Aquí les listo, y luego les detallo, algunas recomendaciones para lograr esta meta.
- Los pies deben estar limpios.
- Los pies deben estar secos.
- Los pies necesitan descanso y aire.
- Los pies necesitan un calzado amplio.
Nuestros pies necesitan estar secos y ésta es la mejor estrategia para evitar las ampollas. Por si no queda claro, las ampollas, el peor enemigo del que camina en el monte, surgen cuando la piel roza constantemente alguna otra superficie en un ambiente de calor y humedad. El clima de nuestro país es húmedo y tropical, lo que promueve que nuestros pies suden mucho mientras caminamos y, como consecuencia, se mantienen muy calientes. Para mantener nuestros pies secos debemos evitar los zapatos impermeables, pues el calor y el sudor quedan atrapados dentro de estos zapatos. Además, evitemos las medias de algodón, las cuales debemos sustituir por medias de lana o sintéticas. Otra estrategia es airearnos los pies con frecuencia. Un descanso de 3 a 5 minutos cada hora, para quitarnos los zapatos y las medias y dejar que nuestros pies se sequen al aire, es un excelente remedio para prevenir las ampollas.
Debemos darle descanso a nuestros pies y permitirles tomar aire lo suficiente. Andar en chancletas en el área de campamento ayuda a que nuestros pies se recuperen de las largas horas de caminata que han tenido durante el día y que puedan enfrentar el día siguiente con fuerzas renovadas. Un baño de agua fría al concluir la jornada ayuda a eliminar las sales acumuladas en la piel y a reducir la inflamación de los mismos. Ahora bien, durante la caminata en el sendero también debemos dejar descansar nuestros pies. No hay mejor oportunidad de descanso que la de sacarnos los tenis y las medias y meter los pies en un arroyo bien frío que nos encontramos en medio del camino. El descanso nos permite recuperar energías y volver a la caminata con un espíritu y fuerzas reestablecidas.
Las acciones anteriormente expuestas las podemos ejecutar en el terreno, cuando ya hemos salido a nuestra excursión, pero elegir el calzado adecuado es algo que debemos realizar antes de salir, pues es difícil hacer algún cambio una vez ha iniciado la travesía. Debemos utilizar un calzado amplio, grande, para que nuestro pie tenga espacio para moverse y para crecer libremente. La recomendación general es que el calzado debe ser un número completo más grande que el habitual que usamos. Es decir, si mi calzado es número 8, entonces, para el senderismo, me compro unos tenis número 9. La importancia de esto es que así se evita que los dedos del pie hagan contacto con las paredes internas del calzado, lo cual ocasiona que nos duelan los dedos y perdamos las uñas. Además, da espacio para que el pie crezca con la inflamación natural que sucederá al caminar. Si, el pie se va a inflamar, va a crecer y va a aumentar de talla. Acéptelo y disfrútelo. Puedes leer aquí sobre algunas recomendaciones de calzado para tus pies.
Al terminar de leer este texto espero que haya notado la importancia de desmontar algunos mitos comunes, como de que uno no debe quitarse los zapatos mientras camina, que hay que usar dos medias juntas, que los zapatos impermeables son para nuestro clima o que necesitamos botas de cuero, grandes y pesadas, para proteger nuestros pies. Definitivamente, nuestro mayor disfrute del campo viene cuando tomamos el control de nuestra propia experiencia y, para alcanzar esto, debemos someter a prueba todas las creencias que tenemos sobre el senderismo y el campismo. ¡Vamos a explorar! #NosotrosAcampamos.
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