Excursión al Valle del Tetero
Aprovechamos el feriado de Semana Santa para realizar nuestra excursión al Valle del Tetero a través de una de las rutas más hermosas y menos populares que tiene el Parque Nacional José del Carmen Ramírez: la ruta por Padre Las Casas. Esta ruta nos lleva por un sendero alto, con vistas hermosas y una ganancia de altura considerable.
Iniciamos nuestro recorrido el jueves viajando en autobús hasta Padre Las Casas. Desde ahí abordamos un camión que, junto a varios locales que también regresaban por el feriado, nos llevó, por un camino de tierra en muy mal estado, por las comunidades Las lagunas, Botoncillo y El Tetero. En la Comunidad El Tetero armamos nuestras casas de campaña en un solar cerca de la cabeza del sendero al Valle del Tetero.
A la mañana siguiente iniciamos nuestro recorrido de 16.4 km, a través de un sendero seco, con una ganancia de elevación de 1,066 metros. Fue una bendición que no lloviera pues en el suelo se notaba que de llover, por el tipo de tierra, todo se volvería un tremendo jabón. Eso si, las vistas eran majestuosas y era justo lo que queríamos. En el backpacking el sendero es para disfrutarlo, no para recorrerlo a la carrera.
El sendero presenta también importantes retos: hay zonas con inclinación mucho mayor al límite de 15%, el sendero no está limpio y presenta muchas rocas sueltas en el medio, y por la inclinación hay zonas con una erosión exagerada, lo que definitivamente va dañando el sendero gravemente. El nivel de dificultad es alto a pesar de tener menos de 17 km de largo, donde el grupo más rápido lo hizo en poco más de 7 horas y el más lento en 11 horas. Claro, lo nuestro es backpacking, no una carrera de velocidad.
Llegamos al Valle del Tetero en la tarde y noche del Viernes Santo y ya saben cómo disfrutamos del sábado completo en el valle: es estar en medio del paraíso. Nos levantamos con el sol disfrutando de una noche fría que seguro alcanzó los 4°C, nos bañamos en La Ballena y almorzamos cuando queríamos. El paisaje es lo mejor que tiene el Parque y descansar sobre una hamaca es incomparable. No había muchos visitantes en el Valle en la Semana Santa, por lo que el lugar se sentía casi sólo para nosotros. Fue muy lindo compartir con nuestros hermanos de CoroCamping, un grupo en el que coincidimos varios Patas Sucias, con Ruta X y con otros excursionistas más. La pasión por el monte une de múltiples y significativas formas.
Pasamos la segunda noche en el Valle del Tetero, que era la tercera de nuestra travesía, y compartimos aún más con nuestros hermanos de CoroCamping. Tengo la esperanza de que, poco a poco, vayan conociendo del backpacking. Fue una noche excelente, entre pinos, fogata, estrellas, amigos, cuentos y risas, y una luna 100% brillante, que nos permitía caminar sin necesidad de focos. Más tarde un grupo nos acostamos en el suelo a contemplar las estrellas y el movimiento nocturno de los árboles, en un intento de cowboy camping que duró hasta casi la una de la madrugada. El frío nos hizo buscar refugio dentro de las casas de campaña para estar listos para nuestra salida, pautada para las 7:30 am del domingo.
Ya el domingo nos tocaba descender de este paraíso. Nuestro recorrido nos llevaría por el sendero a La Ciénega de Manabao, a través del Parque Nacional José Armando Bermúdez, que es un camino muy popular y transitado. El sendero resultó muy distinto al que nos había conducido el viernes, pues estaba lleno de árboles que no permitían vistas limpias a pesar de lo alto que estábamos. Es tanto el tránsito en esta ruta que el sendero está bien maltratado, con mucha erosión, a pesar de los trabajos que se nota se hacen para ayudar a mantenerlo. Definitivamente el control del porcentaje de inclinación de los senderos es algo no desarrollado en estos dos parques. El terreno está muy abusado y deteriorado.
Iniciamos nuestro recorrido el jueves viajando en autobús hasta Padre Las Casas. Desde ahí abordamos un camión que, junto a varios locales que también regresaban por el feriado, nos llevó, por un camino de tierra en muy mal estado, por las comunidades Las lagunas, Botoncillo y El Tetero. En la Comunidad El Tetero armamos nuestras casas de campaña en un solar cerca de la cabeza del sendero al Valle del Tetero.
A la mañana siguiente iniciamos nuestro recorrido de 16.4 km, a través de un sendero seco, con una ganancia de elevación de 1,066 metros. Fue una bendición que no lloviera pues en el suelo se notaba que de llover, por el tipo de tierra, todo se volvería un tremendo jabón. Eso si, las vistas eran majestuosas y era justo lo que queríamos. En el backpacking el sendero es para disfrutarlo, no para recorrerlo a la carrera.
El sendero presenta también importantes retos: hay zonas con inclinación mucho mayor al límite de 15%, el sendero no está limpio y presenta muchas rocas sueltas en el medio, y por la inclinación hay zonas con una erosión exagerada, lo que definitivamente va dañando el sendero gravemente. El nivel de dificultad es alto a pesar de tener menos de 17 km de largo, donde el grupo más rápido lo hizo en poco más de 7 horas y el más lento en 11 horas. Claro, lo nuestro es backpacking, no una carrera de velocidad.
Pasamos la segunda noche en el Valle del Tetero, que era la tercera de nuestra travesía, y compartimos aún más con nuestros hermanos de CoroCamping. Tengo la esperanza de que, poco a poco, vayan conociendo del backpacking. Fue una noche excelente, entre pinos, fogata, estrellas, amigos, cuentos y risas, y una luna 100% brillante, que nos permitía caminar sin necesidad de focos. Más tarde un grupo nos acostamos en el suelo a contemplar las estrellas y el movimiento nocturno de los árboles, en un intento de cowboy camping que duró hasta casi la una de la madrugada. El frío nos hizo buscar refugio dentro de las casas de campaña para estar listos para nuestra salida, pautada para las 7:30 am del domingo.
Ya el domingo nos tocaba descender de este paraíso. Nuestro recorrido nos llevaría por el sendero a La Ciénega de Manabao, a través del Parque Nacional José Armando Bermúdez, que es un camino muy popular y transitado. El sendero resultó muy distinto al que nos había conducido el viernes, pues estaba lleno de árboles que no permitían vistas limpias a pesar de lo alto que estábamos. Es tanto el tránsito en esta ruta que el sendero está bien maltratado, con mucha erosión, a pesar de los trabajos que se nota se hacen para ayudar a mantenerlo. Definitivamente el control del porcentaje de inclinación de los senderos es algo no desarrollado en estos dos parques. El terreno está muy abusado y deteriorado.
Este largo sendero, de 16 km, con una ganancia de altura de 665 metros, se hace de dificultad alta debido a su mal estado. El abuso de animales de carga es algo constante, pues mientras más seres humanos y animales transiten por él, mayor será su deterioro. Al final llegamos al Centro de Visitantes de La Ciénega, donde un frío río nos recibió para bañar todo nuestro sudor y donde pudimos almorzar tranquilamente mientras esperábamos nuestro autobús de retorno. Ahí coincidimos con varios grupos amigos que habían estado excursinando hasta el Pico Duarte, con los que nos confundimos en un abrazo sincero.
Este viaje fue excelente. Nos mostró áreas hermosas, desconocidas para muchos, y puso en evidencia que en estos dos parques se puede hacer backpacking y ser autosuficiente: nosotros cargamos nuestras mochilas y todo lo necesario para acampar.
Dos oportunidades de mejora saltan ante nuestros ojos:
- Es importante reducir el uso de animales en los senderos. Deterioran el camino y disminuyen el potencial humano para demostrarse así mismo todo lo que uno, con voluntad y preparación, puede hacer. Hay personas o expediciones que necesitan de esa asistencia, pero el actual uso es exagerado y reduce la calidad de la experiencia.
- Los guías, que son campesinos de la comunidad con conocimiento del sendero, están demasiado enfocados en ganarse un dinero fácil: te quieren meter los mulos a la fuerza y a recorrer el sendero en el menor tiempo posible. Esto le resta mucho al disfrute del senderismo y genera que muchos visitantes sufran la experiencia y jamás quieran volver. Se reconoce el aporte de los guías, pero su labor debe ir migrando a la de un verdadero guardaparques.
Es mi recomendación que la administración de ambos parques vaya procurando excursiones más autónomas y busquen el desarrollo de habilidades en los visitantes. Al final de cuentas, con una buena brújula y un buen mapa, y conocimiento de cómo usarlos, el uso de guías en el parque se hace innecesario. Veamos los ejemplos de parques como el Yosemite National Park y vayamos progresando. Si quieres conocer más sobre el Yosemite National Park y sus informaciones más recientes, visita http://yosemite-national-park. net/ #NosotrosAcampamos.
👏👏👏
ResponderBorrarEsa ruta por padre las casas tiene vistas impresionantes, desde un punto se pueden ver el Pico Duarte y la Pelona.
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