El límite lo pones tú: Mi Testimonio
Testimonio del Trekking Crew
por El Hilton / Miguel Fersobe
Mi esposa (Luchy Botello) y yo nos conocimos en 1984, en el Movimiento Scout, precisamente acampando, y desde entonces no hemos dejado de hacerlo. A pesar de tener varios cientos de noches de campamento acumuladas en casi cuatro décadas, nos faltaba vivir plenamente la experiencia del backpacking. Teníamos unos dos años acariciando la idea de hacerlo con Patas Sucias, pero no sabíamos si nuestra condición física (somos cincuentones semi-sedentarios) nos lo permitiría. Investigamos cual era la excursión menos demandante para iniciar e inmediatamente hicimos todas las preguntas de lugar (que fueron muchas) hasta tomar la decisión de arriesgarnos en la del Parque Nacional Máximo Gómez, el 27 y 28 de Febrero de 2021.
El primer reto que esto nos planteó fue armar nuestra mochila de campamento prácticamente desde cero, ya que todos nuestros equipos de camping tenían un peso o volumen inapropiado para backpacking. Preparar la mochila fue un verdadero desafío, balanza en mano, sacando cosas que pensábamos imprescindibles hasta ese momento, para llegar a un peso razonable que pudiéramos cargar. El resultado final fue unas cuantas libras más de las que hubiéramos preferido, pero había sacrificios que estábamos dispuestos a hacer para tener un poco más de confort (sí, volvería a llevar el inodoro portátil de 3.4 libras sin pensarlo).
El segundo reto que teníamos que superar era el de nuestro estado físico. Entre algo de sobrepeso y una que otra dolencia propia de la edad, espalda, rodillas, etc., retomamos el gimnasio apenas una semana antes de la excursión. Los últimos dos días hicimos caminadora y elíptica con las mochilas puestas, el resultado fue satisfactorio y eso elevó nuestra autoconfianza.
Finalmente lo logramos, pudimos hacer ambos trayectos de 4.5 kilómetros cada uno, ida y vuelta, sin mayores dificultades, a pesar de llevar 34 y 41 libras. Fue una vivencia relativamente nueva, que nos permitió rodar un poco los límites que nos auto fijamos en la vida. Disfrutamos cada minuto de esta experiencia, el trayecto, el área de campamento, el lago. Pero disfrutamos especialmente aquellas actividades en las cuales tuvimos que romper paradigmas y hacer las cosas de manera diferente a como estábamos acostumbrados, por ejemplo, purificar el agua de la presa para nuestro consumo, preparar comida deshidratada o dormir en una tienda de campaña diminuta, todo para disminuir el peso en la mochila.
Nuestro mayor aprendizaje fue reafirmarnos que cuando tengamos dudas sobre nuestras capacidades, lo correcto es intentar mejorar nuestras capacidades antes de descartar una actividad.
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