Está bien caer de vez en cuando y también está bien quedarse un poco en el suelo | Mi Testimonio
Testimonio del Trekking Crew
Por Gustavo Jorquera
¿Qué te motivó a participar en esta aventura?
En lo profundo sabía que iba a ser una gran reto físico y mental, y quería medirme, saber qué tanto dominio tenia de mi mente y qué tan resistente era mi cuerpo. Luego de mucho pensarlo me dije: sin importar lo que pase o me pase, no va a ser peor que no ir y quedarme con la duda.
¿Cómo fue la experiencia?
Fascinante. El nivel de conexión con los demás senderistas es impresionante, porque la calma de la naturaleza y la dificultad de los senderos nos permiten interactuar de una forma más honesta y apegada a nuestras verdaderas naturalezas, sin los prejuicios ni etiquetas de posición que ocupamos en la sociedad o cuánto dinero producimos al mes.
¿Cuáles fueron tus mejores momentos?
Compartir la alegría y satisfacción de lograr el recorrido, así como poder dejarme llevar por mis instintos y sentidos para tomar decisiones.
¿Cuáles fueron los momentos más difíciles?
La incertidumbre de no saber a ciencia cierta si iba por el camino correcto, si me iba a querer rendir, si me iba a tardar demasiado e iba a caer la noche antes de llegar a los campamentos; la preocupación de que no me pasara nada a mí o a las personas con las que caminaba.
¿Qué aprendizaje te llevas?
Sonara raro, pero para mí, esta aventura, en especial la parte de la escaladera y los toboganes de lodo, fue una clase de filosofía en la que me di cuenta (interioricé) lo que ya supuestamente sabía, que es:
Que la vida es un constante cambio, tal cual como cuando uno avanza por un sendero; y al igual que al caminar, el hecho mismo de estar de pie significa que existe la posibilidad de que eventualmente uno puede caerse y que sin importar que tan pequeña sea, siempre va a haber incertidumbre y lo único que uno puede hacer es manejar la cantidad con la que le toque lidiar con tal de seguir avanzando, sin importar la velocidad o la dirección (en un principio lo importante es caminar, ya luego, habiendo dominado este arte tan simple, pero a la vez fundamental, podemos concentrarnos en la dirección y el sentido de este caminar).
Durante el trayecto habrá obstáculos y paisajes hermosos, habrá condiciones climáticas favorables... y en ocasiones no tanto; va a haber personas que con o sin intención nos harán caer, pero también personas que querrán ayudarnos a caminar y a levantarnos, e incluso estas personas, con buenas intenciones, puede que se vuelvan un impedimento en nuestro camino y no por eso son malos, sino que son maestros que vienen a mostrarnos cosas que debemos aprender para seguir adelante hacia nuestras metas.
Eventualmente nos vamos a caer. Va a ser triste, estresante, frustrante, irritante y otras tantas emociones y sensaciones incomodas. Sin embargo, y esta es mi parte favorita, como cada quien, sabiendo o no, está caminando su propio sendero, uno que nadie puede recorrer en su lugar; uno termina por entender que lo que queda es volver a levantarse, a como dé lugar, y que está bien caer de vez en cuando y también está bien quedarse un poco en el suelo hasta recuperar la compostura y entender que siempre hay formas y energías en nuestro interior para ponernos de pie una vez más.
Y esto es algo sublime y delicado que voy a atesorar, más aún cuando viví esta experiencia en compañía de personas tan distintas y fascinantes cada una a su manera.
El monte fue (y seguirá siendo) un aula y un lugar de reunión donde me reúno con las personas justas en los momentos justos de este viaje, que es la vida, para aprender y recordar cosas importantes. Gracias a todos por contribuir con esta experiencia y las lecciones que de ella germinan.
Un abrazo grande a todos y cada uno y sé que con la ayuda de Dios y mi esfuerzo seguiremos ensuciándonos los pies.
¿Qué recomendaciones tienes para los que vayan a vivir esta experiencia en el futuro?
Que se atrevan porque a medida que uno recorre el camino se va recorriendo a uno mismo, y mientras más se conoce, más fácil es amarse más y mejor, que es a su vez la columna vertebral para poder crear relaciones interpersonales saludables y productivas, que mantengan y fortalezcan la armonía y bienestar interior que todos merecemos. Si tienen miedo, que lo hagan con miedo, porque para hacer historia hay que enfrentar el peligro. #AcamparEsFacil
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